martes, 12 de agosto de 2008

Espejito, espejito...

Ese día dormí mucho, como casi todos mis días de vacaciones. Estuve en mi casa toda la mañana y al atardecer tomé un baño con agua muy caliente. Resulta que como nunca me veía radiante, sólo cepille mi cabello y me puse la primera ropa que encontré: Un par de jeans, un polo y una casaca.

Salí de mi casa porque el tiempo se acortaba y ya era casi la hora de que el banco cierre sus puertas. Resulta que en el banco cuando llegó mi turno para ser atendida, el chico cajero, que era un joven de 21 o 22 años (le calculo) comenzó a hacerme una serie de preguntas y comentarios que no eran realmente necesarios para realizar el trámite de pagar la boleta de la universidad. Al final, luego de haberse demorado más de lo normal contando el efectivo me dijo a manera de despedida ‘Chau linda, que te vaya bien’. Al salir del banco la puerta ya estaba cerrada por ser más de las 6 pm y de pronto el policía me dice ‘yo le abro la puerta señorita’ muy amablemente y cuando estaba saliendo suelta un ‘bye reina’ y así por el estilo hubo un par de cumplidos más.

Yo estaba algo confundida, era un día como cualquier otro, no usaba un perfume especial, ni maquillaje alguno, era yo, así de simple. Quería verme en algún espejo para saber si tenía algo de particular aquel día, pero no.
No voy a negar que siempre hay halagos de cuando en cuando, pero ese día en particular parecía que el mundo había confabulado para hacerme sentir muy bonita.
Nunca he tenido ese tipo de problemas, nunca me he preguntado si soy bonita o no, nunca me he sentido fea. He tenido complejos de otro tipo, los que me conocen los saben, que tienen que ver con peso o talla.

Sin embargo, hay formas y formas de decir las cosas. De pronto recibir un saludo cordial o una despedida así, sin malicia no me genera problemas; sin embargo, hay veces en las que los hombres son mal educados y ‘faltosos’ y sus cumplidos son agresiones verbales que causan indignación y repulsión por parte de las transeúntes que se convierten en victimas de su agresión subliminal.
Es que sí, a veces hay hombres son tan animales que miran de una manera impúdica, como si fueras un burdo objeto de deseo, yo odio esas miradas, las repudio y las aborrezco, lo peor es que son unos descarados que no pueden ser denunciados porque ‘mirar no es delito’.

En estos casos, las reacciones de las chicas y chicos son distintas. Una gran amiga mia, por ejemplo, les dice su vida y hasta el mal del que van a morir; su enamorado se contiene las ganas de pegarle a cada uno de los que osan decir alguna frase de aquellas. Yo, por el contrario, las ignoro, paso de largo y hago de palabras necias, oídos sordos.

*** Esta canción la escogió ÉL, así que pueden echarle la culpa :)

2 comentarios:

Clau dijo...

me encanta q tengas esa personalidad Cristina :)y como me dice mi abu : todas las mujeres son lindas y se aprencia mas aun si es de espíritu.
nos vemos el lunes :)

Cristina G. dijo...

ayy, yo detesto tmb cuando un hombre te mira con ojos q dicen "toy arrecha".. los odio! pero q puedo hacer? q hago? no les hago caso.. y déjame decirte q eso m pasa a cada rato, y no xq m siento rica ni nada, sino q vivo a la espalda d un plaza vea y cada vez q salgo en la mañanita, veo a proveedores en camiones y ese tipo d hombres.. aayayyyy!