viernes, 16 de julio de 2010

Planes

Una de las actividades más importantes de mi carrera es el planeamiento, esa obsesión por tenerlo todo previsto, todo bajo control, cada contingencia con su respectiva solución. Es que sí, gestionar implica tener planes, aunque no sepas que pasará en el futuro, al menos debes tener un rumbo definido que oriente tus actividades de corto plazo hacia grandes metas en el largo plazo.

No sé, pero creo que esta parte de la gestión es la que más se contradice con mi personalidad. No sé realmente si es porque los planes no siempre me han resultado, pero creo más en el corto plazo, en el día a día; aunque que ello tiene sus limitaciones y de cierta forma restringe las opciones.

Cuando pienso en el amor, simplemente creo firmemente en que no hay planeamiento válido aplicado a este tema. Un día conoces a alguien y no tienes idea de lo que pueden llegar a construir juntos; puede ser la historia de sus vidas o simplemente un anécdota pasajero.

Cuando te enamoras no tienes nada planeado, por más racional que pretendas ser, por más que quieras ignorar ese sentimiento; a veces huyes, a veces te arriesgas y apuestas todo a ganador, no importa cómo acabe la historia te queda la satisfacción de haber dado lo mejor.

No hay plan que garantice el éxito, no hay plan alguno que te asegure no acabar con la ilusión hecha trizas, pero así es el amor: mágicamente impredecible, altamente riesgoso y extremadamente satisfactorio cuando es correspondido.

***Para Nico y Yami, por apostar por su amor y porque sean muy felices siempre que estén juntos.