«¡Vamos! ¡De nada sirve llorar de esta manera!», se dijo Alicia a sí misma, con bastante firmeza.
«¡Te aconsejo que dejes de llorar ahora mismo!»
Alicia se daba por lo general muy buenos consejos a sí misma (aunque rara vez los seguía), y algunas veces se reñía con tanta dureza que se le saltaban las lágrimas.
(Alicia en el pais de las maravillas-Lewis Carroll)
Cuando era pequeña nunca le presté atención a este cuento, debo confesar. Pero, estas vacaciones mientras lo leía no podía evitar sentirme identificada con ciertos razgos y reacciones de Alicia.
¡Qué cosas lees, me dice! Pues leo lo que se me da la gana, le respondo.
No sé qué piensen ustedes, pero a mí me gusta sacarle la lección a todo lo que caiga en mis manos.
Este fragmento me hizo recordar las veces en las que mi super yo interior, la voz de mi conciencia, o como deseen llamarle me avisa que hago mal, pero aún así continuo... Supongo que no soy la única y que alguien puede solidarizarse conmigo y mis sentimientos encontrados y confusos, esa sensación de decirte YA PARALE, dejate de babosadas y el poder/querer obedecerte.
Esas ganas de llorar costos hundidos (leáse costos irrecuperables que ya no tienen incidencia en una decisión) a pesar de que sabes que no podrás remediar nada, cuando una parte de ti lo sabe y la otra no lo acepta...cuando vas en contra de tus principios y dogmas de fe por causa de un amor, por culpa de tu obstinación, ya no lo sabes.
Simplemente a veces no haces lo que debes hacer y sientes que no tienes remedio...Y piensas: ¿Para qué?,¿20 años para qué?
***Y les dejo esta canción, que me gusta e inspiro el titulo del post.
martes, 1 de septiembre de 2009
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